domingo, 17 de enero de 2016

Baltasar de Mendoza, un Inquisidor General oriundo de Santa Olalla

Escudo de la "Santa Inquisición"
Baltasar de Mendoza y Sandoval (Madrid, 1652 - Segovia, 1727) fue un religioso que ocupó diversos puestos de relevancia eclesiástica y política durante la Guerra de Sucesión Española. Baltasar de Mendoza y Gómez de Sandoval, era hijo de los condes de Orgaz Baltasar de Mendoza y Mendoza (Santa Olalla, 1622) y María Gómez de Sandoval y Rojas (Arganda) hija de los duques de Lerma. Al menos dos de sus hermanos mayores nacieron en Santa Olalla: Esteban de Mendoza (Santa Olalla, 1645) y José de Mendoza (Santa Olalla, 1648) futuro conde de Orgaz y señor de Santa Olalla.

Estudió en el colegio de San Bartolomé el Viejo en la Universidad de Salamanca, donde entró el 23 de julio de 1673. Inició su carrera eclesiástica como capellán mayor del colegio de San Bartolomé, donde había sido colegial; en el 1679 fue nombrado oidor de la Chancillería de Granada; y desde el 18 de diciembre de 1681, habiéndole sido concedido el hábito de la orden de Calatrava, fue promovido por el rey Carlos II al Consejo de Órdenes. Dentro de la orden de Calatrava fue comendador de Lopera. En 1690 el rey le nombró como uno de sus sumilleres de cortina y oratorio, en 1699 le presento para el obispado de Ávila, cargo al que no llegó a acceder y en el que rivalizo con su eterno enemigo, el confesor del rey, fray Froilán Díaz. 

En 1699 fue finalmente nombrado obispo de Segovia, cargo que ostentó hasta  su muerte en 1727. También desde el 3 de octubre de 1699 es Inquisidor General por bula de Inocencio XII, el más alto puesto del Santo Oficio. Y tras la muerte del rey sin descendencia en noviembre de 1700, fue miembro de la junta de gobierno del reino hasta la llegada del sucesor al trono. 

Sus maneras dictatoriales al frente del Consejo de la Suprema Inquisición y su extralimitación al crear empleos y otorgar prebendas en perjuicio de la hacienda del Santo Oficio  le canjearon numerosas enemistades.

Fue muy famosa su participación en el proceso que la Inquisición siguió contra el religioso dominico fray Froilán Díaz de Llanos (León, S.XVII - Madrid, 1709), confesor del rey Carlos II. El religioso fue perseguido en un proceso lleno de arbitrariedades por haber dirigido los exorcismos destinados a liberar al rey de los hechizos bajo los que supuestamente se hallaba, los exorcismos se llevaron a cabo entre 1698 y 1699 bajo la supervisión del inquisidor general Juan Tomás de Rocabertí. A través de la correspondencia mantenida con Antonio Álvarez Argüelles, antiguo compañero de Díaz residente en Asturias que en esos tiempos llevaba a cabo un exorcismo sobre tres monjas supuestamente endemoniadas, Díaz y Rocabertí interrogaron a los demonios, los cuales declararon que Carlos II era efectivamente víctima de un maleficio del cual eran responsables importantes personalidades de la corte, entre ellas la reina Mariana de Neoburgo y el valido del rey Manuel Joaquín Álvarez de Toledo, conde de Oropesa.

Durante la Guerra de Sucesión fueron conocidas sus simpatías políticas hacia la facción del Archiduque Carlos. En 1701 el nuevo rey Felipe V decreta su relevo en el puesto de inquisidor general, relevo que fue postergado por un conflicto de competencias entre la corte de Madrid y la Santa Sede, y por las ausencias del rey Felipe durante la guerra, el relevo no se hizo efectivo hasta 1705. Juró en 1706 en Madrid al Archiduque Carlos perdedor de la pugna, y fue luego confinado por Felipe V en Segovia y después en Pamplona. Baltasar apeló al Papa en Roma, lo que junto con el apoyo del Papa al Archiduque Carlos hizo que Felipe V rompiera relaciones con Roma en 1709. Al año siguiente Baltasar de Mendoza fue acusado de traición y desterrado por su apoyo a la facción del Archiduque, marchó a Aviñón (Francia) hasta 1713, cuando le fue permitido regresar para ocuparse nuevamente del obispado de Segovia.

La familia del obispo también simpatizó con el bando perdedor del Archiduque Carlos. A su sobrino el conde de Orgaz, don Agustín de Mendoza y Trelles, le fueron secuestrados por el rey sus señoríos de Orgaz y Santa Olalla, que no fueron devueltos hasta su muerte y en la persona de su hermana y heredera. El documento firmado en la toma de posesión el 19 de noviembre de 1712, decía: "toda esta jurisdicción alta y baja en mero y mixto imperio desde la hoja de árbol hasta la piedra del río".  Pero no logró suceder a su hermano en los estados de la Prestamería Mayor de Vizcaya, la Ribera de Santa Cruz del Campezo, Nanclares, Olivari, Fontecha y otras de Tierra Llana y Merindad de Durango. El monarca escribía al respecto: "cuyo secuestro queremos que subsista respecto de haberse obtenido por merced regia por los ascendientes del mismo don Agustín y por haber llegado el Caso de la reversión a nuestra corona por el delito cometido".

Falleció en la villa de Mojados (Valladolid) en su obispado de Segovia el 4 de noviembre de 1727 siendo el obispo decano de los españoles.

Pocos datos tenemos de su relación con Santa Olalla. Solo sabemos que donó al Convento franciscano de San Juan Bautista una pequeña pero bella imagen “de las más perfectas y agradables que puede sacar el arte”.  Imagen que debía ser de gran devoción pues se creó para ella una capilla lujosamente adornada, levantada por suscripción popular a iniciativa de fray Francisco de Lillo, que se enterró en ella al poco de terminarse la obra cuando falleció en 1743.