sábado, 14 de octubre de 2017

Cristo Buen Pastor, una atribución al pintor de la escuela toledana Pedro de Olivares

Cristo Buen Pastor
Pocos datos tenemos del retablo que actualmente ocupa la Virgen de los Dolores en la iglesia de San Julián de Santa Olalla, una obra barroca de la segunda mitad del siglo XVII; a decir verdad, es de todos los retablos de San Julián el único del que aún no se han encontrado datos documentales. Pero en este artículo queremos fijar nuestra atención en uno de sus detalles, en la única pintura que forma parte del conjunto, el banco de este retablo tuvo un sagrario del que aun conservamos su puerta decorada.

Se trata de un óleo sobre tabla, también de la segunda mitad del siglo XVII. Representa a Cristo Buen Pastor cuidando de su rebaño, delante de un paisaje de sencillas montañas y entre un cielo de nubes, aparece la figura de Cristo vestido con túnica roja y capa azul, le rodean tres corderos a los que con su mano derecha ofrece unas espigas de trigo.

Esta pintura puede atribuirse al pintor de la escuela toledana Pedro de Olivares, por similitudes estilísticas con otras de su mano que conserva la Colegiata del Santísimo Sacramento de Torrijos  y muy especialmente con otra puerta de Sagrario que tiene la misma escena con muy escasas variaciones. Las atribuciones de Torrijos se basan documentalmente en unas libranzas de 1695 descubiertas en el Archivo Histórico de la Colegiata por el cronista Jesús Sánchez de Haro: “aparece reseñada en las libranzas realizadas por el contador de la Colegiata don Luis de Ribadeneira: -Costaron los ocho cuadros que pinto Pedro de Olivares; y otra más adelante –Lo que di a Pedro de Olivares por las puertas de los sagrarios”.  

Pedro de Olivares Álvarez, nació en Toledo el 5 de marzo de 1660, siendo bautizado en la Parroquia de Santo Tomé, nació en una familia acomodada y su padre ejercía la profesión de maestro sedero. Se formó como pintor en el taller toledano de Simón Vicente (Madrid, 1640 - Toledo, 1692), un pintor muy reconocido en su época; y probablemente también se formó en Madrid, donde conoció a Antonio Palomino (Bujalance (Córdoba), 1655 - Madrid, 1726). Se casó con Catalina García Portillo, una mujer viuda y acaudalada, desde ese momento tuvo que encargarse de gestionar las numerosas rentas de su mujer. 

En 1698 participó junto a otros pintores en los arcos que se hicieron para la entrada de los reyes en la ciudad de Toledo, en 1706 realizó las pinturas del túmulo  de la Cofradía de Animas de San Andrés. Se debió especializar en obras decorativas y de carácter efímero como las dos que hemos descrito, obras de caballete para el ámbito privado y obras de menor entidad como estas puertas de sagrario de Torrijos y Santa Olalla u otras que están documentadas en Toledo como pintar las credencias de Santiago del Arrabal en 1703, adaptar un lienzo de Santa María Magdalena para la iglesia de la Magdalena en 1711, pintar y dorar el pulpito y pabellón del retablo de Cristo de la parroquia de San Antolín en 1715. 

Se desconoce la fecha de su muerte y el último documento en el que aparece referenciado es de 1730 cuando contaba con setenta años de edad. No se conoce ninguna obra firmada por Pedro de Olivares, como es el caso de su obra de Santa Olalla.

No es arriesgado afirmar que la iglesia de San Julián de Santa Olalla guarda algunas otras pinturas que también son de la mano de Pedro de Olivares, el tiempo y futuras investigaciones pueden hacer aflorar nuevos datos que saquen del anonimato a los autores de muchas de nuestras pinturas y pongan en valor la obra de pintores como Olivares.


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