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Fíbula
romana
Fíbula de pie vuelto. Puente peraltado de forma semiesférica;
pie largo, que se dobla en curva tocando el puente en su parte superior.
Resorte bilateral de cuerda interior arrollado en torno a un eje. De bronce
fundido. Aguja del mismo material.
Número de inventario: SO/44/B
Datación: Siglo I-II
Contexto histórico: Etapa romana
Materia: Bronce
Técnica: Fundido
Origen: Colección González-Castrejón
Bibliografía: Josué López Muñoz y Francisco Javier de Fuentes Fernández http://ceres.mcu
Las monjas que durante algunas décadas estuvieron ayudando en la Parroquia de Santa Olalla y que tenían su casa, capilla y guardería en la calle Prolongación de San Juan, nos dejaron un curioso cuadro de gran tamaño que es una singular muestra de trabajo monjil.
Se trata de un cuadro de gran tamaño en el que está enmarcada una seda sobre la que hay bordadas unas composiciones de flores de colores, en el centro una estampa de papel impreso y recortado de San Antonio de Padua con el Niño, figuras que aparecen vestidas con sedas plegadas y pegadas.
En la parte baja podemos leer un texto pintado con una elegante caligrafía: «Celia Esquiroz en el Colegio de las Hijas de la Cruz – Tafalla - 1904». Este texto nos aporta la fecha de la obra y el nombre de su autora que entendemos que se trata de una alumna o una monja del Colegio San José que desde el año 1888 las Hijas de la Cruz tenían en Tafalla (Navarra).
Lo que desconocemos es el motivo por el que esta curiosa obra ha terminado en Santa Olalla, quizás la autora era familiar de alguna de las monjas que estuvo en Santa Olalla, ya que este tipo de composiciones eran habitualmente regalos que hacían para sus familiares.
Pese a que mi formación universitaria estuvo encaminada al mundo de la empresa, Ciencias Empresariales. Todos conocéis mi interés por el arte y las antigüedades y más recientemente por el mundo del coleccionismo, por este motivo me he estado formando con el Master en Tasación de Antigüedades y Obras de Arte de la Escuela de Posgrado de Arte, Artesanía y Oficios (Asociada a la Confederación Española de Entidades de Formación CECAP).
Un curso que he tenido que hacer a mi ritmo, de manera online, con una duración de 300 horas y que me convierte en Perito Tasador de Antigüedades y Obras de Arte.
Cimacio
visigodo
El cimacio de época visigodo de la colección municipal de
Santa Olalla es un elemento arquitectónico que tiene como fin rematar el
capitel de una columna.
Tallado en piedra de mármol blanco, en todos sus contornos
laterales esta tallada una moldura con cenefa de repetición formado lóbulos o
arquillos apuntados. Consideramos que este cimacio pudo pertenecer a la
primitiva iglesia de Santa Eulalia en torno a la cual se conformó el pueblo de
Santa Olalla y que lo dio nombre.
Número de inventario: SO/55
Datación: Siglos VI-VII
Contexto histórico: Etapa visigoda
Materia: Piedra de mármol
Técnica: Tallado y pulido
Origen: Donación Familia Hormigos-Ortiz
Bibliografía: Josué López Muñoz
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Inmaculada de Tristán © Museo de Bellas Artes de Sevilla. Fotografía: Pepe Morón |
Tras haber estudiado la magnífica Inmaculada de Luis Tristán
de la Iglesia de San Julián de Santa Olalla,[1]
fechada en torno a 1621, y su versión algo más pequeña perteneciente a una colección
particular,[2]
quiero en este nuevo artículo estudiar la Inmaculada de Tristán que se conserva
en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Pese a sus evidentes diferencias, la versión
sevillana, es la más similar en medidas y composición al lienzo de Santa Olalla.
La obra que queremos estudiar habitualmente se encuentra en los almacenes del museo sevillano, pero con motivo del cuarto centenario de la muerte de Luis Tristán la obra ha sido restaurada y expuesta en 2025 junto a otras cuatro obras del pintor toledano procedentes de sus propias colecciones. Se trata de los tondos de San Luis obispo de Tolosa, San Antonio de Padua, San Bernardino de Siena y San Diego de Alcalá, originarios del convento sevillano de San Buenaventura.[3]
El pintor Luis Tristán (Toledo, 1585 - Ídem, 1624), fue el
discípulo más destacado de El Greco, Domenico Theotocopouli (Candía, 1541 – Toledo,
1614), y mantuvo una larga amistad con su hijo Jorge Manuel Theotocopouli (Toledo,
1578 - Ídem, 1631), cuyo retrato firmado por el maestro cretense es una de las
joyas del Bellas Artes de Sevilla. Tras morir su maestro se convirtió en el
pintor más afamado de su ciudad.
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Detalle de la Inmaculda de Tristán © Museo de Bellas Artes de Sevilla. Fotografía: Pepe Morón |
Tristán visitó Sevilla según se desprende de sus anotaciones
en un ejemplar del libro de las 'Vidas' de Vasari, (Las vidas de los más
excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos; en italiano: Le vite
de' più eccellenti pittori, scultori e architettori), que fue de su propiedad
tras haber pertenecido al Greco. Esta posible estancia facilitaría la llegada de
sus obras en la capital hispalense, donde se conservan algunas de ellas, como
La Trinidad, firmada en 1624, en la catedral. Los cuatro lienzos circulares -tondos-
ya mencionados procedentes del convento de san Buenaventura. Discípulo suyo fue
el pintor de bodegones Pedro de Camprobín (Almagro, 1605 - Sevilla, 1674) conocido
miembro de la escuela sevillana.
La expresividad de sus figuras, su pincelada decidida y el
vivo colorido al que recurre nos recuerdan a la obra de su maestro. En su
estilo también influyen las novedades de Italia, donde triunfaba el naturalismo
tenebrista, conocido por el artista durante su estancia en aquel país. La
presencia de obras y pintores italianos que, al inicio del siglo XVII, llegaron
a España contribuyeron a reforzar este rasgo.
La Inmaculada Concepción está considerada una de sus
representaciones marianas más relevantes. La Inmaculada de Tristán del Museo de
Bellas Artes de Sevilla tiene una procedencia desconocida y sabemos que ingresó
en el Museo en 1960 gracias al legado testamentario de Juan de la Cámara
Urzáiz.
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Inmaculada de Tristán Antes de su restauración © Museo de Bellas Artes de Sevilla |
El proceso de restauración de la Inmaculada ha permitido
recuperar el vibrante colorido original de la pintura, en gran parte oscurecida
por la oxidación de los barnices superficiales. La limpieza ha dejado de nuevo
al descubierto la cuidada luz dorada que envuelve a la Virgen, en la que el
vistoso color carmín de la túnica resalta especialmente. Durante el estudio
técnico-científico de la obra, mediante rayos X y análisis estratigráficos de
pigmentos, han aparecido interesantes evidencias de la presencia de figuras
orantes en la parte inferior derecha de la composición cubiertas en la
actualidad por un repinte antiguo de un templete y vegetación que imita el
paisaje del lado opuesto.[4]
La Virgen aparece de pie, en actitud orante, con la mirada
hacia el cielo, coronada por estrellas, con el pelo suelto y ondulado sobre sus
hombros, se apoya sobre una media luna. Su postura anatómica, que
aparece resuelta en vertical con suaves ondulaciones en su perfil, debido a la
sinuosidad del manto que la envuelve. En su túnica roja y manto azul, aparecen
pliegues entre los cuales el artista ha dispuesto espacios en sombras que,
contrapuestos a otros plenos de luz, señalan un intenso movimiento expresivo en
su disposición corporal.
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Detalle del rostro de la Inmaculda de Tristán © Museo de Bellas Artes de Sevilla. Fotografía: Pepe Morón |
La imagen de la Virgen aparece rodeada de nubes que se abren de forma ovalada, dejando tras de la Inmaculada una luz dorada y celestial. Entre las nubes ángeles y multitud de querubines, todos dirigen su mirada a María en señal de adoración, los dos más grandes representados de media figura vestidos de verde, tienen sus alas desplegadas y sus manos en posición orante.
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Detalle de un ángel de la Inmaculda de Tristán © Museo de Bellas Artes de Sevilla. Fotografía: Pepe Morón |
A sus pies un paisaje en el que se colocan con cierta
verosimilitud numerosos atributos de las letanías. Estos elementos simbólicos
son: la puerta, la palmera, el árbol, el ciprés, la torre, la ciudad, la
fuente, la serpiente (no es un símbolo de las letanías, sino de la victoria
sobre el pecado), las rosas, las azucenas, el pozo, el espejo, el barco, el
monte, y el templo.
Estos elementos se concentran en el lado izquierdo del
cuadro, ya que según hemos dicho la reciente restauración ha permitido
descubrir que el lado derecho estaba ocupado las figuras de dos donantes, en posición
orante, cubiertas en la actualidad por un repinte antiguo de un templete circular
de estilo clasicista y vegetación que imita el paisaje del lado opuesto.
[1] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: Retazos Eulalienses, una selección de
artículos del Blog Eulaliense sobre la villa de Santa Olalla. (Eulaliense.
Graficas Lagomar. Santa Olalla, 2023). Pág. 185.
[3] https://www.abc.es/sevilla/cultura/museo-bellas-artes-sevilla-exhibe-cinco-lienzos-20250204125128-nts.html
[4] https://www.museosdeandalucia.es/web/museodebellasartesdesevilla/actualidad/-/asset_publisher/PRW5QMnQDhn2/content/luis-tristan-iv-aniversario-de-su-fallecimiento?redirect=%2Fweb%2Fmuseodebellasartesdesevilla%2Factualidad%2F-%2Fasset_publisher%2FJqNthC3fN5AD%2Fcontent%2Fluis-tristan-iv-aniversario-de-su-fallecimiento%3Fredirect%3D%252Fweb%252Fmuseodebellasartesdesevilla%26inheritRedirect%3Dtrue&inheritRedirect=true
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San Antonio de Padua - Luis Tristán © Museo de Bellas Artes de Sevilla. Fotografía: Pepe Morón |
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San Bernardino de Siena - Luis Tristán © Museo de Bellas Artes de Sevilla. Fotografía: Pepe Morón |
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San Diego de Alcalá - Luis Tristán © Museo de Bellas Artes de Sevilla. Fotografía: Pepe Morón |
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San Luis de Tolosa - Luis Tristán © Museo de Bellas Artes de Sevilla. Fotografía: Pepe Morón |
Recupero este recorte de prensa del Diario
Ya, de la década de 1970 en el que el profesor y académico don Ángel Ballesteros
recoge a modo de efeméride el voto que Santa Olalla hizo a la Inmaculada Concepción
en 1621.
«2 de
febrero de 1621: Santa Olalla pronuncia el voto de la Inmaculada Concepción. - Los
sermones del padre Aliaga en Andalucía, sermones en los que defendía que la
Virgen no era inmaculada, causaron una reacción en toda España a favor de la
Inmaculada Concepción. El 2 de febrero, en Santa Olalla, "don Esteban
Hurtado de Mendoza y Guzmán y doña Catalina de Rivera y Mendoza, condes de
Orgaz, junto con el clero, justicias y regimiento y vecinos de Santa Olalla
pronuncian el voto de la inmaculada Concepción en la iglesia de San Julián de
la Villa". Hasta que en 1854 se proclama esta idea como dogma, hubo grupos
a favor y otros en contra. Los dominicos no lo aceptaban y Ramón Llull fue uno
de sus grandes defensores. Desde 1218 esta festividad se celebraba en la
catedral de Barcelona. Los Reyes Católicos también defendieron y procuraron que
se celebrara la festividad de la Concepción.»
Ángel Ballesteros
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Lienzo aderido al estandarte de San Sebastián |